Hace un par de semanas, en nuestro colegio Claret de Benimaclet (Valencia) se repartieron felicitaciones entre los alumnos de sexto de primaria y los pequeños de infantil. A unos, por el valor y el trabajo en sus exposiciones y a los otros por el interés que han demostrado en su escucha.
La historia comenzó de la mano de la profesora Geles Alonso, que propuso a sus alumnos en la asignatura de inglés un trabajo colaborativo y por grupos. Así, bajo el título ‘Draw me a story’, los más mayores escogieron una obra clásica de la literatura inglesa para seguidamente desmenuzarla de manera que los compañeros de cuatro y cinco años de edad pudieran comprenderla en una pequeña exposición, por supuesto, en inglés. El reto del proyecto, aquello que lo hizo especialmente atractivo para los alumnos, fue que para expresarse los grupos de sexto de primaria debían utilizar el medio audiovisual. Es decir, aquello que quisieran transmitir debía estar planificado, grabado y locutado. A priori no parecía sencillo de llevar a cabo, pero la literatura inglesa y el respeto a los compañeros de infantil bien merecía un esfuerzo.
Tras leer y comprender la obra, los alumnos más mayores comenzaron a analizarla “¿Y cómo podemos presentarla de modo que nuestros compañeros de infantil no pierdan atención?”, se plantearon. La solución pasaba por la asignatura de arte, “grabaremos un cuento que nosotros dibujaremos”, completaron. De este modo, explica Alonso, “cada grupo se lanzó a por los materiales que consideraron más oportunos, y que fueron desde ceras y acuarelas a marionetas confeccionadas específicamente para la ocasión”. La planificación estaba en marcha, pero hay trabajo previo antes de encender el piloto rojo de la cámara. “Crearemos un story-board”, se dijeron los alumnos, poniéndose manos a la obra. Había que hacer el cómic de lo que luego se verá en la pantalla y eso suponía pensar las secuencias y escenas, los planos, los diálogos y las voces en off.
Los vídeos se presentaron la semana posterior, y el resultado no podía ser más satisfactorio para todos. “Lo cierto es que esta idea la intentamos arrancar el pasado año 2020, pero vino el confinamiento derivado del covid-19 y nos descabaló los planes”, apostilla la profesora. “Retomarlo este año ha sido todo un acierto. La ilusión de los alumnos siempre puede con todo”, concluye.