“Me llevo todo lo vivido aquí, con la certeza de que soy una persona distinta a la que cruzó estas puertas en décimo grado: más fuerte, más consciente y más preparada para lo que viene”. Con estas palabras de Carmen Almeida, alumna del último año del Curso de Asesoría Jurídica y Documentación, dio inicio la Misa de Graduación 2025 del Colégio Internato dos Carvalhos (Gaia, Portugal). Fue una fiesta de acción de gracias por todas las experiencias vividas en estos últimos 3 años, y a la vez una fiesta de enviar a la multitud de caminos que se abren a los pies de cada uno de los aproximadamente 400 alumnos que hoy culminan esta etapa, esperando nuevos retos.
Bajo el lema “Una luz que llevamos en el camino”, todos los graduados fueron invitados a reflexionar sobre su papel en la (re)construcción del mundo en el que son actores cada vez más activos y decisivos en el futuro que proyectan. De cada uno de estos jóvenes emana una luz que es sonrisa, es alegría, es amor, es sabiduría, es presencia de Dios y es esperanza. Huellas que dejaron en los pasillos del CIC y que ahora “brillarán” más allá de los muros, dando pasos seguros e iluminando caminos.
Al finalizar la celebración, después de escuchar la voz de los padres de familia a través de APCIC (Asociación de Padres de Familia CIC), fue el momento en que la gran mayoría se sintió invadida por la emoción y las lágrimas no pudieron contenerse.
Y aquí el original en portugués:
Missa de Finalistas do Colégio Internato dos Carvalhos
“Levo comigo tudo o que vivi aqui, com a certeza de que sou uma pessoa diferente daquela que entrou por estas portas no 10.º ano — mais forte, mais consciente e mais preparada para o que aí vem.” Foi com estas palavras da Carmen Almeida, aluna finalista do Curso de Assessoria Jurídica e Documentação, que arrancou a Missa dos Finalistas de 2025 do Colégio Internato dos Carvalhos. Foi uma celebração de ação de graças por todas as experiências vividas nos últimos 3 anos, e simultaneamente uma celebração de envio para a multitude de caminhos que se abrem aos pés de cada um dos cerca de 400 alunos que agora concluem esta etapa, expectantes pelos novos desafios.
Sob o lema “Uma luz que levamos no caminho”, todos os finalistas foram convidados a refletir sobre o seu papel na (re)construção do mundo no qual são cada vez mais intervenientes ativos e decisivos no futuro que projetam. De cada um destes jovens emana uma luz que é sorriso, é alegria, é amor, é sabedoria, é presença de Deus e esperança. Marcas que deixaram nos corredores do CIC e agora vão “brilhar” para lá dos muros, dando passos seguros e iluminando caminhos.
No final da celebração, após escutar a voz dos pais através da APCIC (Associação de Pais do CIC), foi o momento em que a grande maioria se deixou dominar pela emoção e as lágrimas não conseguiram ser contidas.