Las consecuencias de nuestro modo de vida y el impacto negativo que produce en nuestra casa común se han convertido en un asunto cada vez más relevante en la agenda pública. En ese sentido, la educación puede jugar un papel determinante, al tratarse de una herramienta privilegiada que favorece la creación de una conciencia responsable en el cuidado del entorno en el que vivimos. Remando en esta misma dirección, nuestro colegio Claret de Madrid ha puesto en marcha el proyecto EcoClaret, un programa que abarca todos los niveles educativos siguiendo una metodología cuyo objetivo tratará de enseñar hábitos ecológicos entre los alumnos de manera divertida y práctica.
Así, se trabaja con los niños y niñas en acciones concretas para que vean que realmente es posible el cambio y que sus acciones tienen impacto. A los alumnos se les inculca el sentido de la responsabilidad y se crea una mentalidad sostenible que pueden aplicar en su día a día.
El trabajo que ahora ha empezado a visibilizarse con más fuerza viene de años atrás. “El primer paso fue formar un comité entre varios maestros de primaria y secundaria, que desde el inicio también procuraba salir de las aulas y pedir que otros agentes de la comunidad educativa, como padres y madres, sumaran esfuerzos en esta misma labor”, expresa Ignacio Porto, uno de los coordinadores del proyecto. Seguidamente se acordó con los equipos directivos una estrategia común para lograr el objetivo que este proyecto propone. “Y así esperamos que EcoClaret siga consolidándose y pase por la integración de todas las acciones que se van a realizar en el currículum escolar”, incide Porto. “Queríamos un proyecto transversal”, redunda. De tal modo, “diseñamos un plan de acción y nos propusimos hacer un seguimiento de todas las actividades periódicamente”.
Entre las actividades puestas en marcha ya se cuentan unas cuantas, “además de otras que están cocinándose con la ayuda de nuestros alumnos”, y desde EcoClaret señalan las que mayor acogida están teniendo. Entre ellas, los ‘Recreos Residuos Cero’, los talleres de sensibilización en jornadas culturales y el trabajo con voluntarios que se apuntan a ‘patrullas verdes’. Las acciones que se llevan a cabo en el centro también involucran a la comunidad local, ya que el colegio no es un ente aislado y se busca que se consoliden patrones más sostenibles y ambientalmente responsables en toda la comunidad. Así, “estamos construyendo medidores de calidad del aire que nos ofrezcan una información lo más exacta posible de la contaminación del aire del barrio en tiempo real”, abunda Porto.
De cara a la difusión del proyecto, se ideó el concurso de fotografía y dibujo EcoClaret, del cual recientemente ha tenido lugar la entrega de premios. “Este año, el segundo ya, nos propusimos ampliarlo e invitar a profesores, madres y padres”, informa Porto. “Además, hemos conformado un jurado en el que no solo ha opinado la comisión del proyecto, sino que también han participado ‘Madres por el Clima’, que es un grupo de madres del colegio que nos ayuda a propagar los objetivos de EcoClaret”. Estos primeros días de noviembre tuvo lugar la entrega de premios, “y en los próximos, las obras ganadoras serán expuestas en los pasillos del Claret”.