“Un rincón no se me olvida / allá en el pago Valbueno, / ‘El Cora’ tiene por nombre, / y está de recuerdos lleno”. Con estos versos se dio comienzo al encuentro que congregó a más de sesenta antiguos alumnos del colegio del Corazón de María de Zamora, que se reunieron el segundo fin de semana del mes de octubre para conmemorar los 25 años desde que finalizaran sus estudios en nuestro centro. Entonces corría el año 1997 y todo adquiría una velocidad inquietante. Los que hasta entonces se habían movido entre elecciones simples, como discernir entre ciencias o letras o a qué actividad extraescolar apuntarse, hoy ya son hombres y mujeres que luchan por ellos y por sus familias. Los profesores de entonces se unieron también a este encuentro, algunos incluso vinieron de Madrid, como el P. Eloy, maestro de matemáticas, y el grupo se colmó de instantáneas y anécdotas. Profesores, exámenes, compañeros. Algunas de estas fotografías marcaron sus vidas. Otras no fueron nunca reveladas ni cuelgan de las orlas, pero sí quedaron grabadas.
Quizá alguna de las fotos que no han sacado sea la del lienzo del Corazón de María que presidía aquellas aulas junto al Padre Claret. Entonces miraba con cariño a esos rostros recién levantados que pasaban lista. Hoy les sigue mirando. Ella quiere seguir a su lado ahora que tienen que afrontar la madurez.
A continuación, os dejamos con un poema que una antigua alumna escribió a modo de crónica de aquel día:
Os recuerdo
Recuerdo el primer día de colegio, y no querer entrar, y llorar
Recuerdo el patio de arena y dejarme la boca alguna vez en él
Recuerdo la casa abandonada detrás del patio en la que hicimos alguna incursión, y el miedo
Recuerdo las montañas, mover alguna piedra y ver un alacrán
Recuerdo un día que llovió y perdí́ una katiuska en las arenas movedizas
Recuerdo la sala de psicomotricidad, la biblioteca, el laboratorio y sus probetas, la sala de vídeo donde alguien volvió́ loco a Don Víctor con el mando integrado en un reloj Casio de última generación de la época
Recuerdo jugar al clavo, a la comba, a la goma, al pañuelo, al ¡churro va!
Recuerdo los ColaCaos que disfrutaban los menos afortunados en los pilares de la marquesina
Recuerdo el sonido de las monedas en la chapa del bar volviendo loca a Manoli
Recuerdo los vestuarios de clase de gimnasia con alguna araña que otra en las duchas
Recuerdo el saco de capones internacionales del Sapo, la libreta negra del Gorila, la presión del cálculo rápido
Recuerdo las grandes manos del Botas y los dedos castigados del Fisiquín
Recuerdo las gafas ahumadas del Segis y el cabezal del chándal de Don Vicente
Recuerdo el caminar hacia atrás de Nati moviendo los pulgares mientras explicaba
Recuerdo a la Charipxta y mi primer suspenso chispas con la maldita flauta
Recuerdo el día sin deberes, ¡sin deberes!
Recuerdo la sensación de ser niña y ser feliz, con las preocupaciones que puede tener un niño